En 2015, Álvaro Arredondo realizó un intercambio en la Universitat Jaume I, de España, tras haber obtenido la Beca Iberoamericana Santander para estudiantes de pregrado. Entonces, cursaba tercer año en la Carrera de Arquitectura en la UTEM y, como un alumno de gran perseverancia, superó todas las pruebas requeridas en el proceso de postulación que lo llevó a Europa durante seis meses.
Hoy, afirma que ese viaje ha sido “la mejor experiencia que he tenido en mi vida”. Según dice, lo anterior obedece no solo a su aprendizaje como joven universitario que descubre un mundo cautivante por su historia y su cultura. También alude a la trascendencia de este viaje para su currículo y su posterior desempeño profesional.
En la siguiente entrevista, Álvaro entrega su testimonio sobre esta vivencia que -afirma- contribuyó a llevarlo donde se encuentra en la actualidad: asumiendo el desafío de crear su propia oficina de Arquitectura con la rigurosidad y constancia que lo han caracterizado.
¿Qué te motivó a emprender el desafío de realizar un Intercambio?
Es una mezcla de razones. En primer lugar, creo que es muy importante para alguien que estudia Arquitectura salir a recorrer el mundo. En mi caso, fue viajar a Europa, donde está la historia de la Arquitectura frente a tus ojos en todas partes. También me ha interesado mucho desde muy joven conocer mundos y gente diversa, por lo que viajar estuvo siempre entre mis metas en la vida.
¿Cómo fue tu experiencia de vivir lejos de Chile durante seis meses?
En un principio sentí mucho nerviosismo, pero luego no podía creer que estuviese viviendo allí. No podía estar más feliz. Uno también siente un poco de soledad. Recuerdo que a los dos meses me sentí solo, porque también era invierno allá y no tenía ningún familiar cerca. Entonces lo que tuve que hacer fue establecer lazos de amistad….Pasé esta pena y luego empecé viví grandes momentos. Pude viajar, conocer, recorrer las ciudades para dibujarlas. Después no quería volver.
¿Cómo fue tu formación académica en la Universitat Jaume I ?
Tomé dos asignaturas de la carrera de Ingeniería en Construcción, que se relacionaban con Arquitectura. Una de ellas fue Rehabilitación Energética en Edificación, donde se estudiaba cómo reducir el consumo de energía de determinadas construcciones o casas sobre la base del análisis del ahorro que podía lograrse, a través de la estructura, orientación de las construcciones y otras variables. Era un ramo muy interesante y fue complejo. También tomé un taller de diseño, aprobando ambos cursos sin problema.
¿Qué rescatas como aporte sustancial de esta estadía en España?
Siempre será un beneficio salir del país donde uno vive. “La mente piensa donde los pies pisan”, dice una conocida frase. Esto quiere decir que si te quedas en el mismo lugar siempre pensarás de la misma manera. Por el contrario, salir de tu contexto te abre la mente. Esto fue lo que me sucedió a mí en todos los sentidos.
¿Cómo definirías la importancia de esta experiencia para tu vida laboral?
Creo que un estudiante que tiene la posibilidad de estudiar en el extranjero está en una situación mucha más ventajosa en lo académico y en lo profesional. En mi caso, siento que esto me permitió avanzar mucho. Cuando hice mi práctica laboral, por ejemplo, trabajé con un equipo de personas que vivió y estudió fuera de Chile. Entonces, tenías temas en común con ellos, te podías entender bien en el proceso creativo, se producía una mayor sintonía. Para un arquitecto es una vivencia excepcional. No es lo mismo ver las fotografías del Coliseo Romano en una revista que estar frente a Coliseo Romano.
Pero, quizás, uno de los aspectos más valorados en el mundo laboral es lo que implica que hayas obtenido una beca. Mi impresión es que esto se aprecia como un mérito asociado al esfuerzo, responsabilidad y rigurosidad, lo que finalmente influye en la imagen que proyectas como profesional, porque esencialmente infundes confianza.